La reforma constitucional de 1949
La aparición del General Juan Domingo Perón y del Justicialismo como movimiento político, constituyó la expresión de una nueva correlación de fuerzas en la sociedad. Los derechos reconocidos a la clase trabajadora; el pleno empleo, los salarios altos y el creciente proceso de industrialización, dieron a los obreros un papel protagónico en la política argentina. Como años más tarde lo señaló el propio Perón: “El movimiento obrero organizado es la columna vertebral del movimiento peronista”. La rápida y masiva sindicalización dio contención a millones de obreros que, inclusive por vez primera, accedieron a altos cargos de gobierno y parlamentarios. El derecho de agremiarse y el derecho de huelga dejaron de ser expresiones semidelictivas o subversivas y se transformaron en derechos ampliamente garantizados y reconocidos por el ordenamiento jurídico. Se creó el fuero laboral y los tribunales de trabajo. La propiedad privada, antes considerada como un dogma liberal, quedó armonizada en función social. Esta concepción diferente y superadora del viejo país imperante desde 1852, que el peronismo puso en ejecución, interpretó el sentimiento y la idiosincrasia del pueblo argentino y retomó las banderas del proyecto nacional. Basta recordar que para Rosas la Constitución debía asentarse en la opinión de los pueblos, sus costumbres y tradición, siendo estos parámetros el único sostén real de los gobiernos democráticos.La reforma constitucional de 1949 sintetizó y reflejo una nueva concepción filosófica en el país, que avanzó sobre el liberalismo imperante en el texto de 1853; para dar paso a una Constitución social, nacional y por sobre todas las cosas cristiana.
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